Historia de los Casinos de Las Vegas

El gran lema que rodea al universo de la ciudad de Las Vegas es: “Lo que pasa en Las Vegas, se queda en Las Vegas”. En el momento, se presenta como el epicentro de mayor actividad de juegos de azar, al cual viajan millones de turistas anualmente para disfrutar de su suerte: tanto los más profesionales, como los aficionados que esperan encontrar allí su golpe de suerte.

El diseño de los edificios y los casinos, le ha dado una belleza realmente exótica, donde puedes encontrar monumentales fuentes de agua como las del Bellagio, la enorme pirámide del Hotel Luxor y hasta una réplica más pequeña de lo que supone la Torre Eifeel en Paris.

El descubrimiento del valle y el paso de los años

Detrás de todo ese mundo de apuestas, hoteles y cocteles, Las Vegas cuenta con una historia que data del año de 1829, cuando Antonio Armijo se desvió de una ruta española, descubriendo así el valle donde hoy reside esta ciudad.

Años más tarde, los mormones decidieron crear un fuerte para darle protección a la ruta de correo ubicada entre Salt Lake City y Los Ángeles. Gracias a esta ruta, la ciudad empezó a tomar forma, al igual que la instauración de las vías ferroviarias que le dieron participación al ferrocarril.

Precisamente, la empresa ferroviaria Union Pacific empezó a trabajar en esta zona, dándole infraestructura y conexión a la ciudad con el resto del país. Y muy pronto empezaron a aparecer salones de apuestas, bares para jugar cartas, burdeles, entre otros establecimientos que servían de distracción para que los trabajadores de dicha empresa agotaran su dinero.

La aparición del primer casino

Solo fue hasta el año de 1941, que Tommy Hull decidió darle forma a este estilo de vida que predominaba en Las Vegas. Por eso, ordenó construir El Rancho Vegas Hotel-Casino, ubicándolo precisamente en el centro de la ciudad, en la misma autopista de dos carriles que traza el rumbo hacia Los Ángeles. Este lugar es más reconocido con el nombre del “Strip”

Su idea fue un total éxito, lo que motivó a la aparición de nuevos casinos. El más famoso, por entonces, fue El Flamingo, cuyo fundador no era otro que Benjamin “Bugsy” Siegel, un gánster que hacía parte de la banda criminal Meyer Lansky.

En realidad la idea de este casino-hotel fue de un hombre llamado William Wilkerson, quien al quedarse sin fondos encontró como socio al señor Siegel. El Flamingo, tras consolidarse en el sector, dio pie para que otros casinos de igual lujo se posicionaran en la zona del “Strip”.

La nueva ola de los casinos

Aparecieron entonces el Desert Inn en 1950 y el Sahara en 1952. Para el año de 1955 se abrieron las puertas de Riviera, considerado por entonces como un rascacielos, a pesar de que tan solo tenía una altura de nueve pisos.

El “Strip” empezó a poblarse entonces de nuevos casinos, como lo sería el Tropicana, Stardust o Dunes. Otros de los casinos que tomaron fuerza hasta convertirse en referentes de Las Vegas fueron el Golden Nugget y el Pioneer Club.

El casino Stardust tuvo un papel protagónico en el concepto que hoy tiene Las Vegas, porque a pesar de que El Rancho como primer casino de la ciudad ya había unido las apuestas con la presentación de artistas musicales, fue este casino posterior el que trajo del extranjero el espectáculo Lido que era tan común en Paris.

Fue así como se le dio participación al cabaret y a las bailarinas, otorgándole esa sensación provocadora que ha llevado que Las Vegas sea catalogada también como La Ciudad del Pecado. Para el año de 1955, el casino Moulin Rouge abrió sus puertas, haciendo más eco del mundo del espectáculo y los juegos de azar.

Frank Sinatra y el dilema de la “gente de color”

Por entonces, el administrador de dicho casino era un hombre “de color” llamado Joe Louis, un reconocido boxeador, ganador en la categoría de pesos pesados. La denominada “gente de color” era la única a cargo de gestionar el Moulin Rouge. Y es que racismo de la década de los 60 sería otro factor que influiría en la transformación cultural que vivió por entonces Las Vegas.

Por entonces no se aceptaba que la “gente de color” ingresará a los casinos. Esto llevó a que los casinos empezaran a asociarse. Mientras tanto, el artista Frank Sinatra se convirtió en una voz que crítico fuertemente esta actitud marginadora de los casinos, pese a que él mismo reconoció que fue la misma mafia la que aportó para que realizara sus presentaciones en los casinos.

Sinatra fue un ícono musical que dio forma a Las Vegas, tanto así que llegó a ser copropietario del casino Sands. Años más tarde llegó a la ciudad un personaje que aportaría a la transformación de lo que es hoy en día Las Vegas. Ese hombre era Howard Hughes, quien compró varias propiedades, creando una gran inversión con su capital.

Los nuevos empresarios y la era actual

La decisión de Howard Hughes, motivó a que otros millonarios encontrarán en Las Vegas un sitio para potenciar su dinero. Así que con el paso de los años, uno de dichos empresarios fue el señor Steve Wynn, quien tomó la decisión de demoler a los casinos Dunes y Sands, para construir el famosísimo Bellagio, como también el Venetian.

Para celebrar la demolición de los antiguos casinos, Steve Wynn ordenó que se realizara un espectáculo de juegos pirotécnicos, marcando así un hito que acompañaría a la historia de esta gran ciudad.

Steve Wynn y otros empresarios interesados en el sector de las apuestas, empezaron a gestionar todo lo relativo a los permisos legales para que los casinos operaran del modo más transparente frente a los apostadores, como también en lo referente al pago de impuestos y la creación de nuevos juegos de azar para atraer a mayores apostadores.

La consolidación final

La gestión de estos empresarios animó a que la ciudad mantuviera su esencia festiva, obteniendo contratos para que en los hoteles se realizaran eventos como peleas de boxeo, espectáculos musicales y shows de magia, entre otros.

Además de esto, para darle mayor colorido, el diseño de los nuevos casinos-hoteles estuvo a cargo de diversos arquitectos que permitieron la aparición de obras icónicas, cuyo valor fue potenciando por el efecto de la iluminación nocturna. Tradición que se mantiene viva hasta las noches de hoy.

De ese modo se consolidó la era que hoy predomina en la ciudad de Las Vegas.